Para descargar todas las imágenes en alta resolución, visita nuestra página en Flickr
Un sol de aquellos. Tres chevrolets de los años 50 entre el Malecón y
la Embajada de los Estados Unidos en La Habana, que ya tiene letrero en
bronce que la anuncia. Un mar azul con su mejor cara. El quinteto Brass
de la Armada interpreta la “Guantanamera” y un mambo de Pérez Prado, hasta que una voz solemne anuncia la llegada de la delegación cubana encabezada por Josefina Vidal, la directora general de EEUU de la Cancillería, y unos segundos después, el Secretario de Estado.
“¡Qué maravilla estar aquí!”, dice John Kerry.
“Les agradezco que hayan dejado mi transporte aquí afuera”, añade en
broma y señala hacia los chevrolets de color negro, rojo (descapotable) y
azul cielo. Es el comienzo de su discurso, en el que intercalará
frases amistosas en español, aunque en el inglés se asomará de cuando en
cuando la gastada retórica de los derechos humanos, que en el lenguaje
de los funcionarios estadounidenses siempre transita en un solo sentido
-dos horas más tarde, el Canciller cubano explicará la diferencia de fondo que tiene la Isla con EEUU en este asunto en particular.
Además de los invitados a la ceremonia, entre quienes se encuentran
senadores y representantes del Congreso de los Estados Unidos y los tres
marines que arriaron la bandera en 1961 -cuando el gobierno de EEUU
rompió relaciones con Cuba-, varios centenares de cubanos asisten al
acto desde las aceras y los balcones próximos. Gritan “¡Viva Cuba!”
apenas terminan de sonar las notas del Himno Nacional cubano a mitad de
la ceremonia.
Desde el edificio marcado con el número 101 de la Calle Tercera, en
el Vedado, frente a la entrada principal de la Embajada, los vecinos
dialogan con el Secretario de Estado: lo saludan, agitan banderitas
cubanas, toman fotografías privilegiadas del acto desde la altura o,
simplemente, mantienen un educado silencio cuando él habla de
“transición”y “democracia”, términos que en la Isla todos saben lo que
podrían significar en una voz que viene de Washington.
Pero continúa Kerry su discurso, y aquí Cubadebate les ofrece una versión amplia, no oficial, de sus palabras:
Josefina, muchas gracias, por su liderazgo y por el trabajo que ha desempeñado su delegación.
Excelencias del cuerpo diplomático, a mis
colegas de Washington: muchas gracias por estar con nosotros en este
momento verdaderamente histórico, mientras nos preparamos a izar la
bandera de los EEUU en nuestra Embajada en La Habana, símbolo del
restablecimiento de relaciones diplomáticas después de 54 años.
También es la primera vez que un Secretario de Estado de los EEUU visita Cuba desde 1945.
Esta mañana me siento en casa y agradezco
a aquellos que han venido a compartir en este ceremonia y a los que
están afuera de nuestras rejas. Me siento en casa, porque en realidad se
trata de una ocasión memorable.
Es un día para olvidar las barreras y
explorar nuevas posibilidades. Es en ese espíritu que yo les digo a
nombre de mi país: los EEUU acogen con beneplácito este nuevo comienzo
de su relación con el pueblo y el gobierno de Cuba. Sabemos que el
camino hacia unas relaciones plenamente normales es largo, pero es
precisamente por ello que tenemos que empezar en este mismo instante
.
.
No hay nada que temer. Serán muchos los
beneficios de los que gozaremos cuando permitamos a nuestros ciudadanos
conocerse mejor. Visitarse con más frecuencia. Realizar negocios de
formo habitual. Intercambiar ideas y aprender los unos de los otros.
Amigos estamos aquí reunidos el día de
hoy ya que nuestros líderes, el Presidente Barack Obama y el Presidente
Castro tomaron una valiente decisión: dejar de ser prisioneros de la
historia y se enfocaron en las oportunidades del hoy y del mañana. Esto
no significa que debamos olvidar el pasado.
¿Cómo podríamos hacerlo? Por lo menos para mi generación las imágenes son indelebles.
En 1959 Fidel Castro vino a los EEUU y
fue saludado por multitudes de entusiastas y regresó al año siguiente
para la Asamblea General de la ONU y fue abrazado por Nikita Krushov. En
1961 la tragedia de Bahía de Cochinos se desató y el Presidente Kennedy
aceptó la responsabilidad, y en octubre de 1962 surgió la Crisis de los
Misiles. Trece días que nos llevaron al umbral de una guerra nuclear.
Yo era estudiante y aún puedo recordar
los rostros tensos de nuestros líderes, los mapas preocupantes que
mostraban las naves y los buques que se acercaban y esa palabra tan
extraña -”cuarentena”-. Nosotros sentíamos incierto el futuro, porque no
sabíamos cuando cerrábamos los ojos de noche qué encontraríamos al
despertar.
En ese entorno congelado los vínculos
diplomáticos entre Washington y esta capital se veían bajo tensión,
llevados a un extremo. A finales de los 60 el Embajador estadounidense
se fue de La Habana. En enero Cuba pidió que se cortara nuestra misión
diplomática y el Presidente Eisenhower decidió que tenía que cerrar la
embajada.
La mayor parte del personal de los EEUU
partió rápidamente, pero algunos permanecieron aquí para dar las llaves a
nuestros colegas suizos que servirían diligente y honorablemente, como
nuestro poder protector durante más de 50 años.
Acabo de hablar con el Ministro de Asuntos Exteriores suizo y siempre les agradeceremos de todo corazón el trabajo que hicieron.
Entre aquellos que permanecieron en la
embajada eran tres infantes de marina Larry Morris, Mike East y Jim
Tracey. Ellos salieron y se encontraron frente a una multitud entre
ellos y la bandera. Había mucha tensión, nadie se sentía seguro. Pero
estos Infantes de Marina tenían una misión y poco a poco la multitud se
fue separando para que pudieran acercarse.
Bajaron la bandera, la doblaron y
regresaron al edificio. Larry, Mike y Jim habían hecho su trabajo, pero
también hicieron una profunda promesa: que regresarían a La Habana para
izar la bandera una vez más.
En aquel entonces nadie habría podido
imaginar cuan distante sería ese día. Durante más de medio siglo las
relaciones estadounidense y cubanas estuvieron suspendidas en el ámbito
de la política de la guerra fría.
Finalmente toda una generación de
americanos y cubanos han crecido y han envejecido. Los EEUU han tenido
10 nuevos Presidentes. Una Alemania unida. El recuerdo del muro de
Berlín se desvanece. Liberado de las esposas soviéticas Europa Central
es una democracia próspera.
La semana pasada estuve en Hanoi para
recordar el décimo aniversario de la normalización de relaciones entre
EEUU y Vietnam. Piénselo, una larga y terrible guerra que infringió
cicatrices indelebles sobre el cuerpo y la mente. Después de dos décadas
de contactos diplomáticos y comercial, en este período Vietnam ha
evolucionado en un país dinámico con una economía creciente.
Mientras tanto la reconciliación y la normalización de las relaciones entre Cuba y EEUU permanecieron en el pasado
.
.
Mientras tanto nuevas tecnologías
permitieron a la gente beneficiarse de proyectos compartidos a lo largo
de vastos recorridos. Uno no necesita un localizador satelital para
darse cuenta de que el aislamiento mutuo y la separación de los EEUU y
Cuba no era el camino correcto y que ha llegado el momento de ir
emprendiendo una dirección más prometedora.
Eso significa reconocer que las políticas
de los EEUU no serán el futuro, el yunque sobre el cual se forjará el
futuro cubano. Décadas de buenas intenciones, dejadas a un lado las
políticas del pasado, no han llevado a una transición democrática en
Cuba. No sería realista pensar que se podrá normalizar relaciones a
corto plazo para tener un impacto
transformativo. Después de todo el futuro de Cuba tendrá que ser moldeado por los cubanos.
transformativo. Después de todo el futuro de Cuba tendrá que ser moldeado por los cubanos.
La responsabilidad por la naturaleza y
calidad del gobierno y la rendición de cuentas está, como debería de
ser, no con una entidad extranjera o externa, sino exclusivamente con
los ciudadanos de este país.
Los líderes de este país saben que los
EEUU siempre serán campeones y paladines de principios democráticos y
reformas. Como muchos otros gobiernos, dentro y fuera de este
hemisferio, seguiremos instando al gobierno cubano para que cumpla con
sus obligaciones bajo los convenios de la ONU y los convenios de
Derechos Humanos interamericanos, obligaciones compartidas por los EEUU y
otros países de América.
De hecho estamos convencidos que el
pueblo de Cuba estaría mejor con una democracia genuina para poder
expresar sus ideas, escoger a sus líderes, practicar su credo, donde el
compromiso para la justicia social y económica se realiza más plenamente
con instituciones que deben dar respuestas a los que sirven y que la
sociedad civil independiente pueda florecer.
Quiero ser claro: el establecimiento de
relaciones diplomáticas normales no es un favor que hace un gobierno a
otro. Es algo que los países hacen juntos cuando los ciudadanos de ambos
se benefician. En este caso la reapertura de nuestras embajadas
es importante bajo dos niveles, de persona a persona y de gobierno a
gobierno.
Ante todo nosotros creemos que sería útil
para el pueblo de nuestras naciones saber más los unos de los otros.
Conocerse, encontrarse. Por eso nos alienta que los viajes de los EEUU
hacia Cuba ya hayan aumentado en un 35% desde enero y sigue creciendo.
También nos alienta que más y más
empresas norteamericanas están explorando iniciativas comerciarles para
crear oportunidades para el número creciente de emprendedores cubanos.
También nos alienta que las empresas norteamericanas quieren ayudar a
Cuba a aumentar su base de telecomunicaciones e Internet
.
.
El gobierno cubano recientemente prometió que crearía decenas de nuevos puntos wifi.
También
queremos reconocer el papel especial de la comunidad cubanoamericana en
el establecimiento de una nueva relación entre nuestros dos países. De
hecho tenemos con nosotros a representantes de esa comunidad. Algunos de
ellos nacieron aquí, y otros que nacieron en los Estados Unidos. Con
sus fuertes lazos de cultura y familia ellos pueden contribuir al
espíritu de cooperación bilateral y progreso que queremos crear.
Tal
y como han contribuido con sus comunidades y su tierra de adopción, el
restablecimiento de vínculos diplomáticos hará que sea más fácil que
nuestros gobiernos se comuniquen mayormente. Después de todo somos
vecinos, y lo vecinos siempre tienen mucho que hablar, en las áreas de
aviación civil, política de migración, preparación ante desastres,
protección marina, el medio ambiente y el cambio climático, temas
complejos.
El tener
relaciones normales hará que sea más fácil hablar, y el hablar puede
profundizar la comprensión de muchas cosas, incluso el hecho de que no
estaremos siempre de acuerdo.
Todos
sabemos que pese a la nueva política del presidente Obama, el bloqueo
general, comercial, con Cuba permanece en pie y tan solo puede ser
retirado por acción del Congreso, un paso que nosotros favorecemos con gran fuerza.
Por
ahora el Presidente ha tomado pasos para reducir las restricciones sobre
las remesas, exportaciones e importaciones para ayudar a los
emprendedores cubanos en el ámbito de telecomunicaciones, viajes de
familia, pero queremos hacer aún más.
La meta
de todos estos cambios es la de ayudar a los cubanos a conectarse con el
mundo y mejorar sus vidas. Así como lo hacemos de nuestra parte,
instamos al gobierno cubano a que sea más fácil para que aquellos
ciudadanos que desean iniciar su negocio, emprender iniciativas de
comercio y acceder a información.
El bloqueo es un camino de dos vías, ambas partes deben eliminar las restricciones que han puesto escollos a los cubanos
.
.
Pero
antes de cerrar quiero dar las gracias a los líderes de las Américas,
que durante mucho tiempo han instado a los Estados Unidos y a Cuba para
que restablezcan lazos normales.
Quiero
dar las gracias al Santo Padre, al papa Francisco, al Vaticano por haber
apoyado el inicio de un nuevo capítulo en las relaciones entre nuestros
países y creo que no sea un accidente que el Santo Padre estará aquí,
después vendrá a Washington.
Aplaudo
al Presidente Obama y al Presidente Castro por haber tenido el coraje,
el valo de unirnos ante una oposición considerable.
Doy las
gracias a la Secretaria de Estado adjunta Roberta Jacobson y a su
equipo, a nuestras contrapartes en el Ministerio de Asuntos Exteriores
[se refiere al ministerio de Relaciones Exteriores] de Cuba, el jefe de
misión, el embajador Jeff DeLaurentis y todo el trabajo que ha llevado a
toda esta gente a este día. Gracias a nuestro maravilloso personal,
¿creen ustedes que han estado ocupados todos estos meses?
Prepárense porque habrá más trabajo. Pero sobre todo quiero rendir
tributo al acuerdo, a la comunidad cubanoamericana de los Estados
Unidos. José Martí dijo que “todo lo que divide a los hombres es un
pecado contra la humanidad.
Claramente
los eventos del pasado, las palabras fuertes, las acciones
provocadoras, las represalias, las tragedias humanas… todas han sido una
fuente de las divisiones profundas que han divido nuestra humanidad
común.
Ha habido
demasiados días de sacrificio y dolor; demasiadas décadas de sospecha y
de temor y es por eso que me siento alentado por tantas personas de
ambas partes de este estrecho que, por vínculos familiares o por simple
deseo de sustituir el enojo, la rabia, por algo más productivo se han
adherido a esta búsqueda de algo mejor.
Hemos
emprendido este camino sin ninguna ilusión de que vaya a ser fácil; pero
todos confiamos en nuestras intenciones. Confiamos en los contactos que
hemos establecido y complacidos por las amistades que hemos empezado a
forjar, estamos seguros que este es el momento de acercarnos, como dos pueblo que ya no son enemigos o rivales, sino vecinos.
Ha
llegado el momento de desplegar nuestras banderas, enarbolarlas y hacer
saber al mundo que nos queremos, que nos deseamos los mejor los unos a
los otros.
(Versión de Cubadebate)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario