domingo, 28 de abril de 2013

Régis Debray: El asesinato del Che.

Tomado de Contrainjerencia


EMRAH KAYNAK – En la mafia, « il baccio della morte » se practica por un padrino mafioso sobre los miembros de la familia de quien la ejecución fue decidida. La visita de Régis Debray en el matorral boliviano toma a posteriori las apariencias de un beso de la muerte que resultara un tiempo más tarde en la búsqueda desaforada del Che y su infame ejecución.

Nacido en París en 1940, el ex alto funcionario francés  Régis Debray es hoy conocido como filósofo, hombre de letras. Sin embargo, fue famoso en los años 60 del siglo pasado  por su participación funesta en la guerrilla del ELN en Bolivia bajo el mando de Che Guevara.

Si flota una cierta incertidumbre  en cuanto a las declaraciones exactas de los unos y los otros en este asunto nebuloso, la trayectoria posterior de Régis Debray en los arcanos del poder, su gusto inmoderado por los títulos rimbombantes, sus relaciones con los servicios de inteligencia de Francia, sus declaraciones impetuosas y revanchistas contra la Revolución cubana y la personalidad de Che Guevara, levantan toda duda sobre la faceta cínica de este renegado y su espíritu de arreglo en función de las circunstancias y las épocas.

El ex “guerrillero”  extraviado en la selva boliviana hecho consejero presidencial se sienta perfectamente a su gusto en los salones parisinos. De presidencia en misión, de misión en dirección, Régis Debray es un servidor complaciente de las instancias del poder de « izquierda » como de derecha[i]. Jugó en 2004 un papel de primer plano en el secuestro y el exilio forzado del presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide como lo precisó el historiador y filósofo francés Claude Ribbe[ii], testigo privilegiado de los acontecimientos.

La confirmación de la presencia del Che en Bolivia como jefe de la guerrilla es un elemento clave que precipitó su fin permitiendo a las unidades contra- insurreccionales reforzar sus efectivos y concentrar sus fuerzas en el perímetro señalado. La presencia del Che en Bolivia fue tenida en secreto aunque existían presunciones a continuación de algunas indiscreciones. Quien habló hizo de una hipótesis una certeza. Además, las tropas del Che habiéndose separado para llevar a cabo la extracción de dos « invitados », Régis Debray y Ciro Bustos, no lograron llegar nunca más, a pesar de los esfuerzos desplegados, para reunirse.

Frente a la diligencia pueril e irresponsable de Debray – que usaba el nombre de guerra « Danton » – de abandonar la guerrilla en el acto, el Che consintió a exfiltrar al joven filósofo francés y al pintor argentino en condiciones inapropiadas. Debray y Bustos fueron detenidos en Camiri e interrogados sin contemplaciones por los bolivianos y agentes de la CIA. Debray sería liberado sobre gracia presidencial tres años más tarde, posterior a un regateo entre las autoridades bolivianas y francesas, conforme al deseo del Presidente Charles de Gaulle.

Debray pasa del papel de fiscal fatuo que evidencia maliciosamente las supuestas faltas de sus compañeros y que difama sin complacencia a Ciro Bustos, al de acusado sospechado de haber traicionado al Che contra la indulgencia de sus carceleros. Su línea de defensa transita invariablemente por la incriminación de su compañero en la desgracia. « Hablé después de haber sido confrontado a pruebas que venían de Bustos » dijo.

El primero en notar la locuacidad culpable de Régis Debray no es otro que el Che. El 30 de junio, subraya en su diario que  “se basa en la declaraciones de Debray que, parece, habló más que necesario aunque no podemos  saber que implicaciones tiene esto., ni cuáles fueron las circunstancias en que dijo lo que ha dicho”. Podemos leer también en fecha del 10 de julio “ De otro lado, las declaraciones de Debray y el Pelado no son buenas; sobre todo, han hecho una confesión del propósito intercontinental de la guerrilla, cosa que no tenían que hacer ”.

Walter Flores, su propio abogado, había enviado una carta en mayo del 1967 a la prensa boliviana en la cual certificaba que su cliente había declarado que « el Che habría vuelto en Bolivia por Santa Cruz en noviembre del 1966. Llego disfrazado y tenía el cráneo rapado. Venía a Bolivia con una misión muy precisa : crear un foco insurreccional que pudiera hacer posible a largo plazo un amplio movimiento de liberación en América Latina ».

El agente cubano-americano de la CIA Félix Rodríguez Mendiguita, que tomó una parte activa en el asesinato del Che revela en un libro publicado en 1989, y titulado « Shadow Warrior » « que el francés había sido interrogado a fondo (…), había contado a los bolivianos y a la CIA todo lo que él sabía sobre las operaciones del Che ».[iii]

Gary Prado Salmón, el capitán que estaba a la cabeza de la unidad que capturó al Che, declara sin ambigüedad : « Para nosotros, jamás ha sido esto importante saber quién habló primero. Pero, entre los militares, se sabía que era Debray. Yo mismo leí todos los interrogatorios. Desde el principio, confirma que el Che Guevara estaba en Bolivia y que él vino allí en su cualidad de periodista, solamente para una entrevista ».

Para Aleida Guevara, la hija del Che, no cabe ninguna duda que Debray « habló más de lo necesario » y que es de hecho directamente responsable de la muerte del legendario revolucionario.[iv]

A favor de una red poderosa de amistades ya establecidas  en aquella época, Debray logró imponer su propia versión de los hechos y ocultar con habilidad su traición. Señor Régis Debray, autor particularmente prolijo, hablador facundo, palabrero impenitente, padece manifiestamente las peores dificultades a callarse al mismo tiempo que las circunstancias se lo impone.

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