Por: José Miguel.
Además del sobrenombre de “La Atenas de Cuba”, Matanzas es también conocida como “La Ciudad de los Puentes”, por la diversidad de estos enlaces a través de ríos y mares.
Hoy deseo hablarles de uno en particular: El puente “José Lacret Morlot”, que cruza sobre el río Yumurí, y une los barrios de Versalles y Matanzas.
Este viaducto como se sabe es el primero de su tipo en Cuba, caracterizado por la decoración arquitectónica de su estructura metálica.
Sus extremos están bellamente adornados por cuatro columnas monumentales y específicamente el de la acera izquierda de Matanzas hacia Versalles, se identifica como el símbolo de la ciudad, seleccionado por, la Asamblea Municipal del Poder Popular (Gobierno), a propuesta de la Sociedad Espeleológica de Cuba.
La idea original según se conoce, sobre la realización de un puente de hierro surgió del Arquitecto Celestino de Pandal, y los trabajos de construcción comenzaron en febrero de 1875 utilizándose como mano de obra a negros cimarrones y chinos jornaleros especializados en varios oficios.
Compuesto de partes metálicas, adoquines de losas silíceas de las aceras fueron traídos de Nueva York.
El mismo llevó en sus tiempos iniciales el nombre de “La Concordia”, una especie de adulonería hacia las autoridades coloniales de la época, porque coincidió con el fin de la Guerra de los Diez Años y la firma del Pacto del Zanjón, y fue inaugurado el 3 de noviembre de 1878 con la presencia de Arsenio Martínez Campos, Capitán General de la Isla y de José Pascual de Bonanza, Gobernador de la Provincia.
Con el paso de los años, la instalación llevó otros nombres, y ya en el periodo de la República se le puso el de José Lacret Morlot, que conserva hasta nuestros días, en honor al General Mambí que luchó en esta zona y que estuvo presente en la Protesta de Baraguá, aunque los matanceros por comodidad le siguen llamando el Puente de Versalles.
Este enclave citadino, ya cumple 130 años, y ya siente el peso de los años y de los cientos de miles de vehículos que cruzan sobre él diariamente, por lo que ha sido sometido a varias reparaciones en su estructura y calle principal.
Para Matanzas, constituye un símbolo de la ciudad que nació hace 315 años, aunque a veces por la premura de nuestras actividades cruzamos sobre él, sin percatarnos de su importancia histórica.
Además del sobrenombre de “La Atenas de Cuba”, Matanzas es también conocida como “La Ciudad de los Puentes”, por la diversidad de estos enlaces a través de ríos y mares.
Hoy deseo hablarles de uno en particular: El puente “José Lacret Morlot”, que cruza sobre el río Yumurí, y une los barrios de Versalles y Matanzas.
Este viaducto como se sabe es el primero de su tipo en Cuba, caracterizado por la decoración arquitectónica de su estructura metálica.
Sus extremos están bellamente adornados por cuatro columnas monumentales y específicamente el de la acera izquierda de Matanzas hacia Versalles, se identifica como el símbolo de la ciudad, seleccionado por, la Asamblea Municipal del Poder Popular (Gobierno), a propuesta de la Sociedad Espeleológica de Cuba.
La idea original según se conoce, sobre la realización de un puente de hierro surgió del Arquitecto Celestino de Pandal, y los trabajos de construcción comenzaron en febrero de 1875 utilizándose como mano de obra a negros cimarrones y chinos jornaleros especializados en varios oficios.
Compuesto de partes metálicas, adoquines de losas silíceas de las aceras fueron traídos de Nueva York.
El mismo llevó en sus tiempos iniciales el nombre de “La Concordia”, una especie de adulonería hacia las autoridades coloniales de la época, porque coincidió con el fin de la Guerra de los Diez Años y la firma del Pacto del Zanjón, y fue inaugurado el 3 de noviembre de 1878 con la presencia de Arsenio Martínez Campos, Capitán General de la Isla y de José Pascual de Bonanza, Gobernador de la Provincia.
Con el paso de los años, la instalación llevó otros nombres, y ya en el periodo de la República se le puso el de José Lacret Morlot, que conserva hasta nuestros días, en honor al General Mambí que luchó en esta zona y que estuvo presente en la Protesta de Baraguá, aunque los matanceros por comodidad le siguen llamando el Puente de Versalles.
Este enclave citadino, ya cumple 130 años, y ya siente el peso de los años y de los cientos de miles de vehículos que cruzan sobre él diariamente, por lo que ha sido sometido a varias reparaciones en su estructura y calle principal.
Para Matanzas, constituye un símbolo de la ciudad que nació hace 315 años, aunque a veces por la premura de nuestras actividades cruzamos sobre él, sin percatarnos de su importancia histórica.
Fuente: Oficina del Historiador.
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